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domingo, 25 de septiembre de 2016

Felizmente Heavy... Y Loco ~ Historia Dedicada II



Aparentemente nada distinguía aquel hombre del resto, quizás sí un poco el hecho de ser tan amable con todo el mundo, y eso en una sociedad tan poco social como la nuestra, era todo un mérito que alguien te dedicara una sonrisa por las buenas.
El mundo no era un problema para él, le daba igual que los demás pensaran negativamente sobre su persona, si es que alguno lo hacía. Vivía según sus reglas y seguramente eso no le gustaría a más de uno, pero ya entraba en un tema en el que no estaba dispuesto a meterse, eso solo le competía a la persona que pensara de ese modo de él y su forma de ser.
Nunca estaba solo, siempre se rodeaba de gente que, aunque no siguieran su mismo ritmo, estaban ahí, ya fuera como apoyo, o simplemente como un momento para pasar el rato. La cosa empieza a complicarse aquí pues este hombre no era realmente como parecía exteriorizar.
¿Acaso en sus ratos libres era un loco psicópata? ¿Le gustaba entrar en casas ajenas para destrozarlas y reírse de sus víctimas? ¿Veía Gran Hermano o escuchaba la discografía de Justin Bieber? Podría ser, ya que sus gustos musicales no eran propios de…
Un momento, porqué me haces parar. Como que “cada uno escucha lo que le apetece y que no debo juzgar a nadie”. Tu que sabrás de nada, solo eres una puta voz en mi cabeza. En fin, perdonad esta incomoda interrupción, mi asesor fantasma quiere siempre tomar partido de todo.
El caso es que cuando este hombre llegaba a casa ponía a todo trapo música heavy. Por suerte había sido previsor y mandó que le insonorizaran las paredes para que nadie lo escuchara y que sus vecinos no estuvieran denunciándolo constantemente. Aunque lo que no sabíais es que en secreto tenía otro apartamento, un sitio donde se reunía con su mujer y su hijo que desconocían completamente sus gustos musicales; o eso creía él.
Un día al final la mujer lo pilló por banda y le confesó que conocía su secreto, algo que le cogía de sorpresa y se hacía el loco de una manera bestial y brutal.
—Voy a bajar a la tienda, ¿quieres algo de allí?
—Cariño por favor, no te vayas corriendo como siempre, con una excusa que ni siquiera te crees tú.
—No sé a qué te refieres—puso cara de circunstancia.
—El otro día me dijiste que ibas a ver una película con un amigo, y ese amigo vino a casa y me dijo que no te había visto. Se pasó para ver si es que te había ocurrido algo.
—Qué tontería, cuando yo me apunto a un plan, nada puede hacer que me eche atrás.
(No sé si a quien le estoy dedicando la historia va a pillar la sutileza de mis palabras).
Un pájaro entonces se coló en casa y eso hizo sentir alivio al hombre que por fin podría dejar de lado ese interrogatorio. Bendito animal alado, le acababa de dar un motivo para discutir de algo trivial.
—¿¡No te he dicho mil veces que cierres la ventana!?—le dijo a su mujer.
Entonces el hijo entró en escena.
—Papá, estás tonto o que. Si la ventana siempre la cierras tú. El pájaro ha entrado por la puerta principal—resulta que hablando no se había dado cuenta de que iba marcha atrás intentando huir de la conversación, y abrió la puerta dejando pasar a un precioso canario que sin duda venía de alguno de los pisos de sus vecinos.
—Me estáis volviendo loco, en serio. Me voy a mi otra casa a escuchar heavy para relajarme.
El hombre entonces se dio cuenta de lo que acababa de decir, había desvelado su gran secreto y al mirar a su mujer y su hijo no veía en sus rostros sorpresa, ¿de verdad lo sabían, o estaban haciendo ver que lo conocían? Al final poco importó porque su mujer quiso compartir su gran pasión llevándole a un concierto de Metallica.
Tiempo después, cuando el concierto iba a dar comienzo, iban los tres paseando por la calle camino del lugar cuando al hombre le dio por mirar un escaparate. Era una librería dónde se encontraban dos ejemplares de libros de dos hermanos, este se quedó mirándolos por unos segundos extrañado, como si ya los hubiese visto antes pero sin recordar exactamente dónde los había hecho.
Su mujer lo sacó de sus pensamientos.
—¿Estás bien?
—Sí, es solo que me ha parecido reconocer algo.
Siguieron su andadura sin pensar que se fueran a encontrar nada más que los distrajese, sin embargo no podían estar más equivocados. Su mujer no entendería la reacción de su marido ya que solo él entendía el problema que se le estaba a punto de presentar.
Al llegar a la fila de espera para entrar a ver el concierto, se dio cuenta de que frente a él había otro hombre vestido con ropa muy diferente a la que esperaba ver en esos momentos. Este pareció sentir su mirada y se giró dedicándole una gran sonrisa. Estaba frente a un fraile.
—¿¡Pero que cojo…!?

Dedicado a mi buen amigo Juan Felipe. Tenía pensada una historia diferente para ti basada en una época bastante más antigua, pero cuando me diste tus tres palabras que te describían, no podía otra cosa que hacer una versión más “realista” de ti. Espero que te guste Juanfe pues tu camino a la fama cada vez está más cerca con cada nombramiento que hacemos de ti XD.

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